Una vez allí, había muchas formas de disfrutar del campo rojo: estaban los que fumaban a hurtadillas, y al acecho de ellos estaba D. Javier Llorente, que no se le escapaba una; estaban los que apoyaban su culo en la vaya y se quedaban de charleta; estaban los que por las tardes entrenaban con D. Juanma, D. Ángel Y D. Miguel Ángel; y estábamos los que jugábamos al fútbol, claro, jugar al fútbol en el campo rojo no era nada fácil, albergaba varios problemas: el número elevado de partidos que se jugaban a la vez, y por lo tanto el número elevado de personas por metro cuadrado, pero sorprendentemente se sabía quién iba ganando,otra cosa es que supiésemos con quién íbamos; otro problema era la bola, claro, nosotros íbamos al campo rojo convencidos de que alguien llevaba bola, pero al llegar al campo nadie tenía. La solución, echarle un partido a los pequeños; y luego estaban los mayores,que o no tenían bola(te echaban un partido) o si se aburrían colaban tu bola.
La verdad, sobran las palabras.
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